El poder de las albóndigas
Por la noche, en la cocina:
Mateo: - ¡Natillas!
Yo: - Natillas no, primero la cena.
Mateo: - Cena no. Natillas sí.
Yo: - Primero la cena, después natillas.
Mateo: - Cena no. Cena no. Natillas sí.
Yo: - Albóndigas.
Mateo: - Cena sí. Cena sí.
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